En el transcurso de nuestra vida el mundo se a hecho mas pequeño y con realidades mas complejas. Nuestro futuro llega cada día mas rápido, lleno de latidos desconcertantes, mesclado de personas de diferente tez, culturas y lenguajes, rivales de la Torre de Babel. Estamos ante un momento espeluznante en la historia.
No hace mucho tiempo atrás que el angloamericano construyó el primer mundo. Un mundo con una cosmovisión mono-cultural. Para su construcción, fueron usadas las minorías del país, incluso la mujer angloamericana. Todo un drama, con múltiples actos de extremos económicos, culturales, políticos y religiosos.
Para aquellos que continúan en la cultura dominante, les cuesta admitir que los días han cambiado y que el Coloso del Norte esta cosechando lo que sembró. La realidad es que éste país no es mas “el invencible”. Desde 9/11 la vulnerabilidad dejó de ser una sospecha. El respeto, auge y la admiración del resto del mundo hacia este punto geográfico ha cambiado. Lo mismo esta pasando internamente.
La vida dentro del país y por consiguiente, en los Concilios, está en medio de un cambio demográfico y cultural irreversible. Pero cuesta entender. El angloamericano se ve totalmente amenazado y ofuscado por una invasión de personas que antes eran el objeto de la evangelización misionera.
Recuerdo un pastor que trataba de entender la actitud de su Concilio… Me decía, en alta voz y excitado:
“Yo no entiendo a mis dirigentes: Mientras yo estaba en tierra distante, los angloamericanos hacían hasta lo imposible enviando personal y finanzas. Pero ahora que estamos aquí nos desconfian. Son capaces de recaudar grandes sumas de dinero para un país del tercer mundo y al mismo tiempo negar lo básico a una congregación del tercer mundo que esta radicada en el país del angloamericano.”
Pero a esta queja extemporánea le faltaba un dato clave: “Control”. Por lo general, y con muy pocas excepciones, el misionero llega a nuestra tierra para ser nuestros jefes. Como dice la regla de oro: el que pone el oro pone la regla. Y ahora que estamos aquí, en su país, si queremos algo, bueno, siguen siendo nuestros jefes. Estamos en las mismas. Pero con una diferencia que en futuras semanas explicaré.
Este contínuo conflicto genera desconfianza. La misma es la base de los problemas multicultirales, muy penosos que se han desarrollado en nuestra comunidad Hispana por ya casi un siglo. Por un lado el angloamericano se desborda por la ‘evangelización de nuestros pueblos” – siempre bajo su control. Por el otro lado, niegan lo básico que el Concilio puede hacer a favor de la “evangelización de nuestro pueblo” cuando no están en control.
Y esta es la realidad.
Tenemos que enfrentarla. Como líderes es nuestra primera responsabilidad. Abordar y exponer los temas “de las vacas sagradas.” Interpretar las malas noticias y las alternativas. Apuntar los temas que están en el corazón y la mente de todos los ministros que forman parte de tantos Concilios. Tenemos que admitir que las condiciones presentes no están claras para ambas culturas. Algunos dicen que hay orar mas. Otros nos retan a ser mucho mas sumisos. El lema de otros es “live and let live”… tratan de simplemente ignorarlo todo.
Es un escandalo ignorar la realidad.
Como líderes en la Iglesia y como Hispanos en el Coloso del Norte, tenemos una oportunidad singular: Podemos optar en proveer visión, valores y el impulso de reconciliación. Al grado que queremos ser fieles seguidores del Señor estaremos preparados para encarnar los sufrimientos y rasgos que están en el corazón del evangelio. Pero para eso tenemos que saber pensar.
En las próximas semanas le propongo una serie de cuestiones de relaciones humanas, es decir, realidades, que he logrado identificar dentro de los Concilios. Quiero proponerles el concepto de la solidaridad multiétnica.
A riesgo de ser mal entendido les recuerdo un refrán muy nuestro : “la verdad no peca, sino incomoda.”
Me gustaría saber que piensas.