Sobre la pared exterior de una humilde iglesia sobre la Calle Italia, hay una placa esmaltada sobre un revoque de piedritas grises protegida por una reja plateada: “P.I.E.M.P. Fundada en 1915.” Al pasar y leer la placa uno se pregunta ¿De que trata esa placa? P.I.E.M.P. es Primera Iglesia Evangélica de Mar del Plata; una iglesia que llegó a cumplir su centenario.
Es un alto honor cuando festejamos una labor tan noble. Dichas celebraciones son importantes por muchas razones. Reconocer los sacrificios, las penurias, dentro del contexto de 100 años, produce un sentir especial de la Providencia de Dios.
Siendo el nieto mayor del fundador, el recuerdo de esos días resulta ser muy valioso. Yo era un pre-adolecente de 12 años antes de que viajáramos a los Estados Unidos. El reto de ser evangélico y soportar persecución religiosa desde mi infancia, dejó huellas que moldearon mi persona; fueron mis años formativos. Muchas veces pienso lo difícil que fue ese 9 de Julio Marplatense del 1915 al iniciar la obra.
Pasan 100 años. Hoy, 9 de Julio del 2015, recorro las calles, la rambla y los antiguos baldíos de mi infancia cumpliendo el dicho, “recordar es vivir.” Le di rienda suelta a la memoria; me di cuenta otra vez de la arquitectura de mi identidad.
La memoria es un tesoro que hay que cuidar. El pasado es parte de quien somos. Cuando uno pierde la memoria, pierde su identidad. Los pueblos, las instituciones, las iglesias que ocultan o niegan su memoria, se exponen a que otros definan su identidad y resultan ser espejismos, “un mero reflejo de lo que existe en su derredor”.
En los aspectos seculares existe la propensión revisionista de la historia. En Estados Unidos los “seculares progresistas” a través de los medios masivos, quieren convencer que el país no fue fundado en la fe Cristiana; que el derecho de la libertad religiosa es producto de la Constitución, cuando la realidad es que la Constitución es el producto de la libertad religiosa… y el drama sigue.
Están los políticos que nos dicen que olvidemos el pasado, que “tenemos un presente y así forjaremos el futuro”. Estos “genios políticos” nos quieren gobernar pidiéndonos que nos olvidemos del pasado que ellos mismos arruinaron cuando era el presente.
Están los líderes religiosos, los jefes de sindicatos ministeriales, que no quieren que el pueblo recuerde esos momentos que prometieron tanto en esa campaña; pero resulta que los que se salvaron, no se salvaron, los que fueron sanados, no se sanaron, y las ofrendas, bueno desaparecieron. Pero cuando el pueblo quiere saber de que se trata, nos dicen: “¡Cristo viene!”
Sin embargo, el ejercicio de la memoria es parte esencial de nuestra fe. Israel tenia que recordar su pasado. La simple acción de no recordar lo que Dios había hecho pronuncia problemas serios para el presente Pueblo de Israel. Los Salmos entonan las victorias del pasado y las reclaman para el presente… Y en el Nuevo Testamento, Jesús, en la noche que fue entregado dijo ”Haced esto en memoria de mi”.
Pedro jamás olvidó que negó al Maestro; y San Pablo jamás olvidó que persiguió a la Iglesia. La memoria es parte esencial de la fe bíblica, de la realidad humana. Quien pierde la memoria no sabe quien es y así pierde su identidad.
¿Puede haber algo mas atroz que le dicten, o le asignen a uno otra identidad, separándolo de su historia, sea institucional o personal?
Sin embargo en el mundo de la dependencia, en el Coloso del Norte (mi tema por todos lados) ocurre constantemente. Ya no somos Juan, María; somos John, Mary… Ya no somos lo que fuimos… Por alguna razón es un robo fundamental y contradictorio de la fe. No olvidemos que al fin nos define Dios; somos quienes somos por la gracia de Dios.
El paso del tiempo es inevitable. Uno marcha al compás del día y tiene que actuar y definir su persona de la mejor manera posible. Evolucionamos cada día, pero nunca dejamos de ser quien somos. Todos cambiamos a través de los años. Pero a pesar de esos cambios lo que nos hace posible sin dejar de ser quienes somos, es precisamente la memoria cumulativa de todos esos años de cambio. Mientras tengamos memoria sabemos que el cambio nunca destruirá quienes somos, sino que lo enriquecerá, dándonos nuevas experiencias que pronto se convertirán en el arte de nuestra memoria. Y eso es lo que somos: esa larga y creciente colección de memorias.
Hoy en el año 2015, hay más de 200 iglesias en la ciudad de Mar del Plata. Pero comenzó con la primera… “P.I.E.M.P. fundada en 1915”. Supongo que si el Señor no llega, esa misma placa esmaltada, estará en esa misma pared de revoque de piedritas grises, protegida por una reja plateada, invocando a Dios y sus promesas por otros 100 años. Y esos próximos años formaran las nuevas memorias que todavía no se han creado.
Que hermosa refleccion amado Dr.zone
Que barbaro hermano, que buena reflexion del pasado.
El genero poetico literario que contiene su escrito me hace meditar; especialmente la frase «El pasado refleja lo que somos en el futuro» bendiciones
Muchas gracias por este realista comentario donde también hay lugar para la nostalgia. Dar rienda suelta a recordar no lo hacemos habitualmente, que experiencia de «poner la pelota bajo la suela» por un rato para analizar de donde venimos.
Gracias Dr.